Cyrille es una de esas cazadoras cuyas hazañas se han hecho famosas incluso lejos de su ciudad de origen a través de fantásticos cuentos, algunos de los cuales incluso son ciertos. Es verdad que cuando era adolescente sobrevivió sola a un encuentro cercano con un oso enfurecido. También es cierto que después de más de dos décadas cazando en la Tundra ha matado incontables suprepredadores. Si las bestias tuvieran algo de raciocinio, sin dudas se advertirían unas a otras de tener cuidado de esta cazadora.
Uno de los motivos por los que quizás la leyenda de Cyrille sea más famosa es que tiene un gran corazón y se dedica a proteger a los supervivientes y las fronteras de distintos asentamientos. Su bondad es legendaria en un mundo en el que cada viajero se siente como una isla, a sabiendas de los estragos que hacen las garras y los colmillos en los supervivientes desafortunados.

Los años de experiencia le han dado a Cyrille una gran comprensión de las debilidades y hábitos de todos los principales depredadores, lo cual aprovecha con gran éxito, especialmente contra osos enfurecidos. Cyrille ha inventado una gran cantidad de trampas para osos, cabezas de flecha explosivas y tácticas. También teme lo que estos superpredadores representan: una forma de vida distorsionada que ha florecido desde el colapso del viejo mundo y una advertencia sobre lo que puede suceder si la humanidad baja la guardia.

Cyrille viaja con frecuencia junto a su amiga Cloris, con quien tiene una relación de mentoría no declarada.
Cyrille se encontró con Cloris por primera vez mientras corría por su vida a través de una tormenta de nieve y asumió que habría quedado separada de una expedición de caza. Lo que no sabía era que Cloris no estaba perdida, sino escondida. El ruido de las motos de nieve improvisadas de los bandidos llegó rugiendo a través de la nieve cegadora. Estaban rodeadas. El tiempo se agotaba. Sería la primera vez que Cyrille se vería forzada a derramar sangre humana, pero la experiencia no le afectó demasiado, porque la sangre del bandido que hace presa de los inocentes y la sangre de una bestia salvaje no son demasiado distintas a ojos de Cyrille.

A Cyrille la preocupan los informes de ataques masivos a ciudades de bestias aún más grandes. La mayoría de los ataques se dan por la noche. Incluso cuando hay testigos, nadie parece poder identificar con exactitud a las criaturas responsables. Tampoco quedan huellas útiles, a no ser que el animal sea lo suficientemente inteligente como para ocultar sus movimientos. De una forma u otra, Cyrille tiene una gran curiosidad por esta nueva amenaza a la civilización. Así que, con tantos supervivientes buscando una respuesta, quizás Cyrille tenga que trabajar junto a un nuevo Gobernador con una visión lo suficientemente audaz para frenar esta amenaza.