El Capitán Hendrik es un firme creyente de la leyenda de la «Nación Sumergida». Ha dedicado la mayor parte de su vida a navegar las profundidades del océano en medio de la oscuridad dentro de su amado submarino gigante, el Neptuno, solo para buscar las míticas ruinas perdidas.
Ocasionalmente sale a la superficie a interactuar con el mundo exterior e intercambiar por suministros los tesoros que encuentra en el océano. Si bien por un lado tiene muy buenos modales, por otro a veces habla y se comporta de forma excéntrica. Muchos especulan con que ha enloquecido. Después de todo, las más de diez mil horas que ha vivido explorando el mar profundo deben haberle afectado psicológicamente. Aun así, sus vastos conocimientos de navegación y su inigualable talento para la guerra marítima no están en duda.
De joven, Hendrik era apuesto, acaudalado y exudaba carisma. Sin embargo, el tiempo prolongado sin exposición a la luz solar lo ha cambiado completamente.
Ahora tiene un aspecto viejo y demacrado, por lo que transmite una sensación deprimida y emana un olor fétido que repele a todos. Hendrik parece no ser consciente de los cambios, ya que en el Neptuno no se hay lugar para objetos imprácticos como los espejos. Un día, mientras estaba en el pueblo, por casualidad vio su propio reflejo y creyó que un malvado hechicero le habría lanzado una maldición a él o a ese espejo.
Muchos han intentado buscar la «Nación Sumergida», principalmente por sus tesoros. Sin embargo, Hendrik tiene distintos motivos. Él cree que esta nación perdida legendaria es el destino que busca su alma.
Hendrik solía ser un ambicioso navegante que naufragó durante un viaje. Mientras se hundía en el océano helado junto con la embarcación, logró vislumbrar una antigua ciudad submarina antes de perder la conciencia. Para cuando se despertó, vio que estaba en un pueblo costero. Algunos consideraron que lo que había visto no era más que alucinaciones por la falta de oxígeno, pero nadie podía explicar cómo había logrado sobrevivir a una situación tan crítica.
Hendrik estaba convencido de que había sido rescatado por un enviado de la «Nación Sumergida», ya que a menudo en sus sueños solía escuchar llamadas de ese lugar. Es en base a esta convicción que juró encontrar la antigua ciudad a cualquier costo.
Hendrik regresó a la zona del mar donde ocurrió el naufragio, pero su búsqueda de la «Nación Sumergida» resultó infructuosa. Sin embargo, no estaba aún listo para darse por vencido.
Invirtió todos sus ahorros para construir un enorme submarino al que bautizó «El Neptuno», convencido de que la antigua ciudad simplemente se había «trasladado» a otra parte del mar. Si bien el Neptuno era capaz de viajar por los siete mares, pocos estaban dispuestos a formar parte de su alocado plan, excepto por los pocos buscadores de tesoros que creían en el tesoro de la «Nación Sumergida». A Hendrik no le quedó más opción que atacar a otros barcos y tomar el control de sus tripulaciones para obligarlos a trabajar en su nave. Esos afortunados supervivientes a menudo confundían los asaltos con ataques de monstruos marinos.
El tiempo que Hendrik ha pasado conversando con los murmullos de sus sueños le ha otorgado la habilidad especial de comunicarse con las criaturas marinas cercanas a su submarino de forma increíble, como si tuviese poderes telepáticos. Estos habitantes del mar le prestan ayuda cada vez que se encuentra en problemas.