Tosca, callada, reservada: son todas características que hacen de Gina una de las supervivientes menos accesibles de la Colonia. Claro que seguramente esto también tenga que ver con que lidera una temible banda de mercenarios.
«Reza porque siga de nuestro lado, porque no quiero imaginarme cómo sería tenerla de enemiga», es lo que opina Serguéi de ella. Las tácticas de Gina son despiadadas, su habilidad con el arco es legendaria y sus flechas explosivas son el terror de sus enemigos. Gina también es una comandante extremadamente agresiva que emplea estrategias de guerrilla, como atacar por varios frentes para lograr la máxima confusión.
Normalmente los mercenarios no gozan de buena reputación en las colonias. A menudo son gritones e insoportables, con una tendencia a simplemente tomar lo que les apetece (incluso de sus clientes). Los mercenarios son una espada de doble filo para las Colonias sin defensa militar. Pero las Águilas de Gina son distintas. Tienen la misma disciplina rigurosa de un grupo militar de élite. Muchos de sus integrantes son huérfanos, algunos incluso rescatados por la propia Gina. Cada miembro del grupo tiene grabado a fuego el lema de Gina: «La disciplina es fuerza».
En los comienzos de su carrera, Gina tuvo una experiencia muy negativa. Hubo una guerra entre Colonias. Después de ayudar al Gobernador ganador a alzarse victorioso, Gina vio como pasaban a cuchillo a los supervivientes de la Colonia derrotada. Gina se repetía a sí misma que solo estaban cumpliendo con un contrato, pero los crímenes de guerra le hicieron cuestionar su propia moral. Desde ese entonces, su grupo nunca atacó a supervivientes inocentes.
Gina es una dura mercenaria, pero también tiene un lado más humano. Una vez Patricio contó sobre su pasión por los postres y los peluches, tras lo cual Gina tuvo que darle una lección sobre confidencialidad.