La reina helada, la liberadora de la nación, la mayor del Castillo de Fuego Solar, la gobernadora de la tundra, la esperanza de Solaris y la princesa del escudo... Todo esto describe a Eleonora Tercera, la gobernadora actual de la dinastía Solaris, cuya legitimidad solo es reconocida por pocos.
Después de la caída de su reino, Eleonora vivió en el exilio bajo la protección de sus leales caballeros hasta su mayoría de edad. Ahora se ha convertido en una formidable caballera y una comandante excepcional. Si bien restaurar su reino es su objetivo final, tiene que trabajar como mercenaria para ganarse la vida.
Eleonora era apenas una niña cuando colapsó el Castillo de Fuego Solar, por lo que no tiene recuerdos del antiguo reino. Durante mucho tiempo simplemente aceptó la misión de restaurarlo, sin realmente sentir esa aspiración como propia. Sin embargo, durante sus años de exilio, tuvo que soportar mucho desprecio y humillaciones de la emergente nobleza, y fue a través de estos tiempos difíciles que el deseo de crear su propio reino comenzó a crecer en su corazón.
Eleonora dominó el arte del combate bajo la tutela de Sir Gregory, hasta el punto de superar a su mentor. De a poco se ganó una reputación en la tundra gracias a sus notables habilidades.\nSin embargo, no se ganó la aprobación de todos. En ojos de Jerónimo, Eleonora y sus seguidores no eran más que un grupo de impostores que pretendían ser de la realeza, y con gran osadía aseguró haber encontrado a la verdadera princesa. Para limpiar su nombre, Eleonora decidió desafiar al arrogante espadachín. A pesar de que Sir Gregory eventualmente intervino y detuvo el duelo, el deseo de ponerse a prueba frente a Jerónimo aún ardía en lo profundo de su corazón.
Con el apoyo de algunos viejos nobles, Eleonora una vez capturó una extensa ciudad para que sirviera como su nueva capital. Sin embargo, no tardó mucho en reñirse con sus benefactores.
Los indulgentes y corruptos nobles impusieron fuertes impuestos y trabajos forzados a la población, empujándolos a la miseria. Eleonora, habiendo experimentado ya antes el dolor del desarraigo, vio la crueldad del viejo orden. Intentó ayudar a las masas en dificultades, pero sus acciones amenazaron los intereses de los nobles. En respuesta, le dieron la espalda, la expulsaron de la nueva capital y la acusaron de ser una impostora.
Sin más opción que comenzar de nuevo, Eleonora contó con el apoyo de Sir Gregory y otros guerreros leales. Ahora ha abrazado con entusiasmo el sueño de restaurar su reino: uno fundado en la igualdad y la compasión.