Baldur es un diplomático de la Alianza Amanecer. Algunos lo consideran astuto, otros intrigante y otros inescrutable, pero son justamente estas cualidades las que le permiten equilibrar los intereses de sus aliados y así maximizar sus intereses estratégicos mucho más allá del campo de batalla.

Considerando la excepcional elocuencia y sabiduría de Baldur, muchos asumen que desciende de la clase noble de la Dinastía Solaris. Sin embargo, él afirma no ser más que un superviviente común. Su familiaridad con dispositivos de clase trabajadora tales como el pulverizador y la forja parecen corroborar esto, mientras que su conocimiento y sus habilidades provienen de las bibliotecas de la Alianza Amanecer y las técnicas de supervivencia que aprendió durante los duros años de privaciones que padeció en la tundra.

Más allá de su capacidad para la diplomacia y la negociación, Baldur también se destaca en combate. Su dominio de la espada una vez se puso a prueba contra Bahiti, lo que le ganó elogios de ambos maestros. Estas habilidades de combate no eran un simple espectáculo, sino que le han salvado de unos cuantos intentos de asesinato.

Resulta evidente que el fin de la guerra es obtener una ventaja. Al comprender profundamente este principio, Baldur era capaz de desactivar potenciales guerras alimentadas por el odio al enfocarse en los intereses mutuos de todas las partes. Recientemente se le encomendó mediar en un conflicto entre dos importantes señores. La disputa surgió a partir de noticias inesperadas que iniciaron una discusión sobre una herencia. Para evitarle a la gente común las penurias de la guerra, tenía que descubrir la verdad detrás de los contradictorios testamentos de un señor fallecido.

Guillaume y Hilmar eran guerreros legendarios bajo el mando de Ambrosios el León. Ambrosios no dejó herederos, por lo que, al morir, sus dos tenientes de confianza se dividieron sus tierras en partes iguales. Sin embargo, más recientemente, cada uno recibió copias distintas de su «testamento», y cada una lo designaba a él como único heredero. Es así que se encendió la llama del conflicto.

La intervención inicial de Baldur retrasó el inicio de la guerra. Luego, con la ayuda de Bahiti, trabajó a contrarreloj para descubrir al cerebro detrás de los falsos testamentos. Al final, los esfuerzos combinados de Baldur y Bahiti zanjaron las diferencias entre ambos señores enfrentados, lo que les permitió unir fuerzas para derrotar a su adversario mutuo, que buscaba sacar provecho de su enemistad. Después de lograr evitar la crisis, la amistad entre el diplomático y el explorador se había vuelto mucho más intensa.